Amar al mundo

    30 jul 2020 / 16:31 H.
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    Un centenar de profesionales de la tauromaquia se concentraron hoy en el patio interior del Ministerio del que dependen. Exigían que con nuestros impuestos subvencionemos todos esa vergonzosa diversión de torturar animales, el toreo, contra el que estamos ya más del 80% de los españoles. Como ocurre con tantas otras exigencias conflictivas, un joven y un anciano de 85 años se acercaron hasta unos 60 metros a la espalda de la manifestación, desde se fotografiaron con dos pequeñas pancartas que sólo decían: “Toreos, no” y “Cuidar, no matar animales”. Cuando ya se retiraban, pero alertados por los gritos de uno de los manifestantes que miró a su espalda, docenas de taurinos corrieron a atacar físicamente a ambas personas, después de destrozar sus pancartas. El mayor pudo escapar tras recibir varios golpes en la espalda con un palo. El joven fue protegido por tres policías junto a una verja, pero los cobardes agresores, desde el otro lado de los barrotes, le golpearon varias veces en el cráneo. “Cruel con toros, cruel con todos”. No puede estar más claro que quienes gozan, e incluso viven, de torturar animales, no dudan en agredir salvajemente a las personas de cualquier edad.

    Las Apariciones de la Santísima Virgen en Garabandal, con dos películas que se han filmado sobre ellas, han creado una expectante situación mundial, que espera un suceso milagroso para remediar la caótica y tenebrosa situación mundial. ¿Por qué la Iglesia Católica aún no las ha reconocido? Podríamos decir que la causa puede se el último mensaje dado por la Virgen que señala a la Iglesia Católica que lleva un camino equivocado. El contenido de este mensaje es apocalíptico y aunque sea conocido es preciso publicarlo para que nos demos cuenta, a la vista de la situación global, de como dicho mensaje avisaba sobre el futuro; dice así: “Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi Mensaje del 18 de Octubre, os diré que este es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los cardenales, obispos y sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros, con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras, Dios os perdonará. Yo, Vuestra Madre, por intercesión del ángel San Miguel os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más. Pensad en la Pasión de Jesús.” Este mensaje no tiene desperdicio, es apocalíptico. Vemos perplejos como en esta Iglesia Católica la Divina Eucaristía está totalmente desacralizada y no ha sido por causa del mundo, ha sido llevada a cabo por la propia Jerarquía. Del sufrimiento de Cristo ni nombrarlo, lo importante es el nivel de vida de la persona. Cada vez menos sacerdotes y la mayoría de los que queda son mayores y los seminarios prácticamente vacíos, claro, para ser un” buen chico” no hace falta ser sacerdote. Del estado de la sociedad todos lo estamos viendo, ha llegado al culmen de la inmoralidad y perversión. Según manifestaron las niñas el Aviso se produciría cuando la situación del mundo sería muy mala, pero que dijo que no era el Fin del Mundo sino el Fin de los Tiempos, frase que los humanos no alcanzamos a comprender por que los caminos de Dios no son nuestros caminos ni su pensamiento es nuestro pensamiento; por tanto lo que nos queda por hacer, es que confiando en su Poder Todopoderoso, permanezcamos firmes en la batalla, con la plena seguridad de que la victoria es de Nuestro Dios que hizo el cielo y la tierra. Miremos a la Cruz, al Sagrario y a nuestra Santísima Madre la Virgen María. Si hacemos esto, no desfalleceremos en la batalla y permaneceremos fieles hasta el fin.

    La expansión del coronavirus ha puesto de relieve la necesidad de mirar con nuevos ojos la relación humana con la creación. Es más necesaria que nunca esa ecología integral, porque la salvaguardia y el desarrollo del planeta es responsabilidad de todos. Si la sociedad actual es muy compleja, no lo son menos las cuestiones relativas al medio ambiente y al clima. Se resisten a estereotipos y soluciones simplistas. Pero importa mucho asentar con firmeza los grandes principios. El reciente documento vaticano se inscribe en ese contexto: aunque terminó de redactarse antes de la pandemia, la situación actual confirmaría el mensaje principal: todo está conectado, no hay crisis separadas, sino una única y compleja crisis socio-ambiental que requiere una verdadera conversión ecológica. Entiendo que no guste a todos esa expresión —conversión ecológica—, por el riesgo semántico de minimizar el sentido de la metanoia radical exigida por el encuentro personal con Cristo. Pero no se puede olvidar el impulso cósmico reflejado en el exaltatus fuero a terra, de Juan 12, 32. Se impone ir al fondo, sin entrar en discusiones lingüísticas, como la de quien critica la invocación Solacium migrantium, por ser ajena al “vocabulario de la Iglesia”, cuando, sin ir más lejos, aparece en varios pasajes de la constitución Gaudium et spes del Concilio Vaticano II, concretamente el n. 84: a propósito de los lazos de mutua dependencia entre los ciudadanos y los pueblos de la tierra, señala la necesidad de un ordenamiento mundial al servicio del bien común universal.

    Cartas de los Lectores