La precariedad en el empleo

    01 oct 2019 / 08:51 H.

    No tienen vergüenza. Jamás sospeché que pudiera llegar a ver la temporalidad cómodamente instalada en el empleo público, erosionando con saña dos pilares fundamentales de la sociedad: la sanidad y la educación. El ser humano, para tener un proyecto de futuro, aspira a un trabajo digno y fijo, y la preocupación por la inestabilidad en el empleo produce insomnio y es funesta compañera. Además, paradójicamente, pues fue, precisamente, el liberalismo quien trajo la temporalidad laboral, esta incertidumbre es uno de los ingredientes que genera conservadurismo populista en la sociedad actual. Quien agota su efímero contrato, aguarda con ansiedad otra renovación que ignora si llegará o no, ni sabe dónde le destinarán, ni qué compañeros tendrá después, complicando, aún más, las relaciones personales. Si resulta inmoral que en el sector privado la temporalidad alcance la abultada cifra del 26 por ciento de los contratados, qué decir cuando en la Administración Pública afecta a más del 28 por ciento. Ellos son eventuales y el fenómeno enraíza profundamente. Qué infamia para quien debería ser ejemplo: Fomentar el empleo basura.