Vuelven las terrazas vacías

Lo que no ha conseguido ni la covid, lo ha conseguido el tórrido e intenso calor que hemos sufrido el pasado fin de semana. Que las terrazas de los bares de Jaén estén vacías. Mira que, con motivo de las restricciones que se nos han ido imponiendo desde el año pasado, hemos tenido que ir adaptando, según en cada momento, nuestras costumbres y relaciones sociales, al número, horario y lugar donde sentarnos para tomar unas cervezas. Pero ninguna de las limitaciones impuestas conseguía mermar, lo más mínimo, la afluencia de parroquianos en las terrazas, a mediodía y por la noche. Puede decirse que los bares se han convertido en nuestro reino secreto, tanto de consolidados veladores como de aquellos discretos que con solo dos mesitas altas permites disfrutar de un picoteo informal y agradable. Y eso que, en los últimos meses, dada la imposibilidad de encontrar mesa libre, en ningún velador de Jaén, si se nos ocurría tomar esa cerveza de última hora, tuvimos que acostumbrarnos a reservar, previamente, porque, sencillamente, todos los establecimientos, del centro o de la periferia, se encontraban abarrotados. Y es que nos encanta el terraceo. La verdad es que da alegría ver así todos los refugios de índole similar. Porque la hostelería ha sido uno de los negocios más castigados durante el periodo duro de la pandemia. Y, porque me induce a sospechar las enormes ganas que seguimos teniendo de vivir y de relacionarnos, a pesar de la situación tan amarga vivida. Pero, aunque en Jaén estamos más que acostumbrados a llevar nuestra rutina bajo altas temperaturas, ha sido sobrepasar, el termómetro, los cuarenta grados, y las terrazas vuelven a quedar desangeladas, sin animación alguna y habrá que esperar a que llegue la noche para que, hartos ya de soportar los aires acondicionados durante todo el día, salgamos a la calle buscando hacer la selección del garito de turno, donde el aire libre se note menos sofocante y la cerveza la sirvan más fresquita.

La hostelería ha sido uno de los negocios más castigados durante el periodo duro de la pandemia.