Vuelta
y vuelta

    30 dic 2021 / 17:19 H.
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    Sujetaba el refajo con la mano, porque aquellos pantalones tan holgueros se le caían por delante y le hacían pella por detrás “¡Sus órdenes, mi capitán! ¡Los he matao a toos esta mañana!” gritó el soldado. Bien sabía el capitán que el enemigo abandonó el frente la noche anterior. Dejó señuelos, lo único que pudo abatir el soldado. Junto al capitán estaba el brigada, quién ordenó cuadrarse al de tropa. Taconazo. Abandonados a su suerte, los pantalones cayeron sobre las botas. Y la delantera del calzón interior quedó a la vista de los mandos. Sobre fondo rosa figuraban dos patos haciendo el amor, y más abajo en arial aparecía la nota explicativa “El sargento, con la Lili” La famosa Lili había venido de Tánger y hecho carrera en España. Cuando el brigada abrió la boca para fulminarlo, el soldado no estaba. Estaba en el suelo, desmayado. Girando sobre sí mismo en la caída, se dio vuelta y quedó boca abajo. Ahora descubrió el trasero del calzón, que repetía la misma escena, pero la leyenda en courrier decía “El capitán, con la Lili”. Y la dotación del macho de varas, grafiada sobre fondo rosa, era bastante superior a la del sargento. Al capitán le congratuló la ecuanimidad del retrato.

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