Vivas y libres

    15 jun 2020 / 16:41 H.
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    Nos levantamos ayer con la asquerosa noticia de una mujer y sus dos hijos asesinados. Un nuevo asesinato machista, un nuevo caso de violencia machista. Por mucho que la sociedad o parte de ella se empeñe en decir que no existe, que la violencia no tiene género. Pues sí, lo tiene, y es violencia contra las mujeres bajo el yugo cultural del machote. Las mujeres estamos vendidas en esta sociedad. Lo sabéis, lo sabemos, lo sé. Las mujeres seguimos siendo esas locas que luchamos por estar vivas, por no querer ser acosadas o abusadas. Luchamos día a día contra una sociedad heteropatriarcal que se cree en derecho de decidir por nosotras. Estamos rodeadas de machismo, de violencia, de palabras hirientes, de mitos y de estereotipos que nos ahogan, nos asfixian, nos asesinan, nos entierran y no pasa nada. Ayer restamos a una ubetense. Y el alma de todas las mujeres ha muerto otro poco con ella. Pero lo peor es que pasará tan solo a ser un número dentro de una estadística en una lucha política entre la existencia o no de la violencia de género. Una discusión absurda y derechona. La violencia de género existe, sí. No hay más vuelta de hoja. Porque esa maldita estadística la avala, porque la necesidad de coeducar existe, porque la urgencia de deconstruir mitos y masculinidades hegemónicas es un hecho real. Nos están matando, nos están violando, nos están juzgando, nos están acosando, nos están golpeando... Pero no pasa nada. Solo somos mujeres, solo somos la mitad de la población, el sexo débil, unas locas que se revolucionan hormonalmente y que quieren derechos que no les corresponden como personas, porque la igualdad no es un derecho si no tienes un pene entre las piernas. Y mientras, con la más absoluta frialdad y bajo la capa de la supuesta libertad que dan las redes sociales, nuestro presidente de la Junta de Andalucía, el señor Moreno, se atreve a cuestionar la violencia de género hablando de “crimen familiar” en sus redes sociales. No encuentro palabras para describir la sensación de vacío y abandono que como mujer siento, pero sí que las encuentro para mostrar mi repulsa a ver cómo nuestro gobierno no tiene la más absoluta vergüenza y poca educación para evitar nombrar la realidad. Porque ya saben ustedes, lo que no se nombra no existe. Y si no es violencia de género es que las mujeres nos quejamos basándonos en las mentiras que decimos. No soporto más esta situación de ver cómo gente que ha salido electa tiene la desconsideración de encerrarnos a las mujeres en el olvido, de preferir su sillón con el apoyo de los abascalitos a ver a su ciudadanía ser libres. La mujer ayer asesinada ya no podrá gritar ni manifestarse, ni protegerse, ni observar un amanecer... Pero estamos todas las demás, para recoger su voz y gritar más fuerte, manifestarnos con más fuerza, protegernos entre nosotras en nombre de la sororidad, observar los amaneceres soñando con una sociedad que respire respeto ante cualquier género. Porque las mujeres nos estamos cansando, porque las mujeres no somos herramienta política, porque todos los partidos nos mienten, y en eso somos expertas, que para eso nos avala la historia. Las mujeres ya no quemamos sujetadores, las mujeres exigimos, reclamamos nuestros derechos, nuestro lugar en el mundo, nuestro derecho a la vida y a la plena libertad. Las mujeres no olvidamos, y no debemos olvidar, quienes están en nuestro barco y quienes reman en nuestra contra. No podemos permitir retroceder ni un solo centímetro del terreno ganado. No entiendo el miedo que sienten algunos, y también algunas desde una posición privilegiada, a que las mujeres estemos en el lugar que tenemos que estar, en el mismo escalón que el resto de la sociedad, que seamos personas de pleno derecho. ¿Qué miedo sentís para querer callarnos? ¿Qué le pasa a esa parte de la sociedad que nos tacha de locas y nos culpa hasta de si llueve por sus cabezas? Las mujeres no estamos dispuestas a dejar que se nos ningunee, que se nos vuelva a encerrar, que se nos vuelva a prohibir vivir. Las mujeres nos queremos vivas, libres y plenas. Las mujeres no vamos a retroceder.

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