¡Vivan los novios!

23 sep 2019 / 08:35 H.

Los seres humanos siguen uniendo sus vidas y sus destinos desde el principio de la historia de la humanidad. Cada quien lo hace a su gusto, a su manera, haciendo un uso correcto del derecho a la libertad. Y continúan formándose parejas con un plan de vida en común. Un proyecto de vida en el que, lamentablemente, cada vez ocupa menos lugar la idea de traer hijos al mundo. Y también esto entra dentro del derecho a la libertad, aunque de seguir la natalidad tan a la baja, los Reyes Magos terminarán apuntándose al paro por falta de niños. Es verdad que a los que ya somos algo carrozas nos cuesta entender algunos formatos de ceremonias con que se celebran algunas bodas, pero es igual, lo importante es que todas estas parafernalias terminan igual, uniendo a dos personas, antes se decía que para siempre y ahora parece que la mayoría de los enlaces llevan fecha de caducidad, como las latas de conservas. La que fue mi compañera en el INEM y sigue siendo mi amiga, Ana María Martínez, me hablaba de una boda que tuvo lugar el sábado pasado, en la finca Entrehiedra. La novia era su sobrina y ahijada Paloma Martínez y, el novio, José Luis García Manzanares. Dos personas jóvenes, optimistas, joviales, encantadoras. José Luis, profesor de inglés, es natural de Málaga y aficionado al cine clásico, el deporte y siente pasión por la guitarra, por eso trata de aprender a tocarla. Ella, Paloma, a la que le encanta viajar y los gatos, es de Jaén y, curiosamente, también es profesora de inglés, lo que me hace pensar si el sí quiero se lo darían en inglés o en castellano. Vale lo mismo. Lo que importa no es el idioma sino el sentimiento, el amor. Ese amor que para ellos brotó con fuerza en Menorca, cuando los dos coincidieron en la encantadora isla desempeñando su trabajo. Ni el amor ni la política tienen barreras y pueden unir a las personas más distantes no sólo en la distancia sino en la manera de ser y de pensar. Claro que en no pocas ocasiones, a los políticos nos hay quien los una para ponerlos de acuerdo. Tiene su explicación porque los matrimonios que suelen hacer los políticos son por pura conveniencia, sin que el amor, sobre todo el amor por los ciudadanos, tenga absolutamente nada que ver. Ya ven que a Pedro Sánchez le han dado calabazas todos a los que le ha pedido la mano en estos meses. No importa, él está dispuesto a seguir en el escaparate.