¡Veinte siglos después!

29 mar 2016 / 17:00 H.

Ha quedado atrás una Semana Santa, y vamos a retroceder al Siglo I y al país donde vivió Jesús en Palestina, con una geografía y una cultura particular. Un país con una agricultura muy parecida a la del secano español: en las llanuras, cereales; y en la sierra, vid, olivo e higuera. En aquella época existían los grupos socio-religiosos, el sumo sacerdote, de una gran dignidad y una situación económica confortable, los saduceos que pertenecían a la clase alta del país, los sacerdotes, los escribas que eran la mayoría laicos, los fariseos que pertenecían a la clase media (artesanos, pequeños comerciantes), los zelotas, que pertenecían a un movimiento extremista y armado, los esenios eran una especie de monjes, el pueblo era la clase social inferior, la plebe, compuesta fundamentalmente por habitantes del campo, muchas veces descendientes de extranjeros. Las mujeres, consideradas como menor de edad y una posesión del hombre, los marginados con tres grandes grupos diferenciados por causas: religiosas, morales o racistas, algunos enfermos, sobre todo de la piel, leprosos y, de afecciones mentales o nerviosas, los minusválidos (cojos, ciegos, paralíticos), frecuentemente convertidos en mendigos, también eran otro tipo de marginados. Después de veinte siglos, estamos ante un nuevo escenario social por la globalización, nuevos modelos de organización de la familia, del trabajo, relación entre géneros, y de nuevo pobreza, marginalidad, marginación, desigualdad y exclusión. La exclusión social debido a la carencia de derechos, recursos y capacidades básicas para el acceso al mercado del trabajo, a la educación, a los sistemas de salud, es un concepto prioritario en la Unión Europea y que escapa a nuestras estadísticas habituales. Afortunadamente, se están dando pasos importantes para solventar estas desigualdades y son consideradas ejes prioritarios en las legislaturas actuales, si bien, hay que avanzar más rápidamente, porque hay extremos como las crisis humanitarias, con una etiología compleja, que exigen de actuaciones rápidas y simultáneas en el ámbito social, político y económico y hay que estar más y mejor preparados.