Lo tenemos crudo

No voy a entrar en obviedades que simplemente servirían para engordar las letras que a pie de foto reclaman la atención de algo que solo con mirarlo ya se sabe lo que es. Tampoco voy a hablar de estadísticas demográficas porque está claro que en este mundo hay sitio para muchos más de los que somos aunque a la hora de comer sobramos casi la mitad. Con todo eso y desde el lugar donde uno nace, cada mochuelo crece en su olivo hasta que entiende que para llenarse el buche ha de mover las alas y salir pitando de allí. Luego habrá árboles con más o menos nidos, con pocos o muchos pájaros y pajaritos, pero llenos o casi vacíos a ningún arbolito le falta su legión de pajarracos. Mucho se habla de los pueblos y ciudades sin gente y de la maldita globalización que cierra comercios, fábricas, talleres y negocios locales. Pero luego a la hora de ir de compras vamos a los grandes supermercados y consumimos lo que traen de fuera porque aquí sale más caro hacerlo. Mucho palique, mucho postureo y mucha trola, pero pocas soluciones y menos vergüenza. Y es que en este mundo donde manda la economía todo está muy mal repartido, poco hecho y siempre comen los mismos.