Un nuevo telón de acero

10 mar 2022 / 16:02 H.
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En el marasmo de la desinformación, resulta complicado entender lo que sucede en el mundo. Sin publicidad ni propaganda. Parece que disponemos de muchas noticias, pero no es cierto. Una cosa sí está clara, y es que esta maldita guerra —otra más— es la excusa perfecta para subir los precios de la gasolina, incluso si España no depende del petróleo ruso. Como con el gas y otra subida meteórica del precio de la electricidad. La inflación acabará explotando como un hongo de humo, y la lluvia ácida caerá sobre el pueblo, que mirará al cielo sin entender qué pasa... Vaya por delante mi más enérgica repulsa a la guerra, que no es ninguna solución y que solo responde a sucios intereses. Ni Irak, ni Afganistán tampoco. No hay ni puede haber ambigüedad alguna. Putin es un personaje siniestro que ha instaurando un régimen dictatorial en el que no se mueve una mosca. Aquel que musita algo en su contra, lo elimina. Pero las palabras más repetidas en las últimas semanas, sin embargo, oligarca ruso, nos dan una idea de cómo se ha enfocado el orden geopolítico a este lado del nuevo telón de acero. No creamos que no hay oligarcas en otras partes del planeta, o que el gobierno de unos pocos es marca exclusiva de los rusos. De hecho, se trata de una cuestión de intereses y poder, influencia y hegemonía mundial. Putin reclama territorios que pertenecían al Imperio Ruso, y que en el reparto postsoviético mermaron objetivamente su ascendente. Rusia perdió, con la disolución de la URSS, un 40% de su dominio... Es decir, durante décadas las concesiones a los nacionalistas ucranianos tuvieron un sentido, porque al fin y al cabo todo se englobaba en la URSS pero, una vez que esta colapsó, hubo demasiados trasuntos que se quedaron sin arreglar, y de aquellos polvos... Por ejemplo, entre Moldavia y Ucrania se encuentra Transnistria. O también el Cáucaso, otra patata caliente que daría no para varios artículos, sino para libros... ¿Alguien sabe lo que sucede en Ucrania, excepto que muere gente inocente? Eso, lo principal, hay que denunciarlo, pero también se agradecería un poco de verdad que nos sitúe en el contexto. Una mirada crítica que contemple todas las caras del poliedro. Se dice bien poco de que en Ucrania se segrega a los hablantes de ruso, un 30% de la población, y de que en la última década el ejército ucraniano ha bombardeado Donetsk y Lugansk indiscriminadamente causando decenas de miles de muertes personas, sin tener en cuenta a los hablantes de polaco, húngaro o rumano, igualmente marginados. La OSCE ha denunciado miles de veces esta situación insostenible, pero tampoco se dice nada. Así que podríamos resumir afirmando que las ultraderechas rusa y ucraniana se pelean por el poder, sencillamente, por lo que pido encarecidamente que nadie se llame a confusión. Además, no hemos hablado de la formación de Ucrania como Estado, sobre todo de los repartos tras la II Guerra Mundial, ni de las hipócritas y blandas sanciones económicas, que son más gestos de cara a la galería que otra cosa, ni del asunto de los misiles, que lógicamente no se van a instalar cerca de Moscú, por lo de la reciprocidad a la hora de disparar un petardazo y eliminar ciudades como en un videojuego. Igual que con la crisis de los misiles en Cuba en 1962, EE UU no permitió que le colocaran armas tan cerca... No, no hemos hablado aún, pero hablaremos.

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