Tu última lección

    18 dic 2020 / 17:50 H.
    Ver comentarios

    Con amor, y con tanta fe como ciencia. En septiembre te enteraste de que te quedaban 3 meses, ni lo has dicho, ni te has quejado, ni has tratado de dar pena, simplemente nos has ido contando, como si otro de tus pacientes se tratara, cómo se deterioraba tu organismo, cómo avanzaba tu cáncer con cada síntoma... Mientras preparabas tu esquela con detalle, incluyendo el “Traumatólogo y cirujano, que es a lo que he dedicado mi vida”, a cuidar y ayudar a la gente; ultimabas cada detalle del entierro, de cómo nos dejabas, y todo eso sin una sola queja, y sin darnos un mal momento... hasta para pedir un calmante lo hacías como el que pide un caramelo. El sábado nos reúnes para despedirte, tranquilo, sereno, en paz, con amor, y con tanta fe como ciencia, en tu sillón nos dices que cada nuevo día sería un regalo del señor, cinco nos regaló, y que estabas deseando juntarte con tus ocho hermanos para jugar a la pelota y a la comba, y con ellos estás ya. Nunca mi columna va sobre mí, pero hoy va sobre ti porque sería egoísta no compartir esta gran lección de cómo afrontar el final de una vida plena. Como en el resto de ella, protegiendo a todos los de tu entorno del dolor y los malos tragos, a costa de cargar con él. Te dormiste sin un mal suspiro... con amor, y con tanta fe como ciencia. Gracias papá.

    Articulistas