Tragatolas y tragabolas

    09 may 2022 / 16:00 H.
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    Cada vez que lo veo actuando y sobreactuando, no puedo evitar acordarme de aquel juguete, el tragabolas, que consistía en un hipopótamo de boca enorme dispuesto a tragarse lo que le echaran. Cada vez que exhibe alguno de sus números, se me vienen a la memoria la cantidad de agricultores, ganaderos, empresarios y tantas personas que a pesar de su esfuerzo no pueden progresar, y rogaría para que su persona y todos los que viven poco menos que del cuento, se vinieran un invierno a recoger aceituna. Ya está bien de trolas, señor Rufián. Ya está bien de cobrar ciento veintiséis mil euros al año de nuestros impuestos, para vacilarnos de que no va a dejar caer al Gobierno. ¿Pero qué me cuenta? ¿Cómo va a matar a la gallina de los huevos de oro que tan bien los alimenta? Mire usted, sus trolas no nos hacen tontos y si dejaran caer al Gobierno se les acabaría la buena vida que llevan a mi costa. Cuando se prueban dinero y poder sin doblar la bisagra, la política se convierte en una cinta de pegamento extrafuerte de doble cara. Cuando el hipopótamo independentista descubre el chollo de ser la espada de Damocles, abre la boca y le entran millones de euros. Y mientras, los tragatrolas vamos pagando.

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