Toma de control

    22 ago 2020 / 19:27 H.
    Ver comentarios

    La única manera de poder ejercer la autoridad entre iguales es reconociendo que no todas las opiniones son igualmente válidas. No existen contradicciones sino premisas que, en palabras de la filósofa Ayn Rand, no han sido revisadas. La autoridad moral nace de la coherencia entre lo que pensamos y hacemos, por lo que querer vivir con personas que no comparten nuestro código ético es una pérdida de tiempo. Sin embargo, convivir en una sociedad supone hacer concesiones, reconocer que el conocimiento no puede equipararse a la ignorancia y que un mando único en ocasiones es necesario. Cuando miles de personas niegan la existencia del virus que nos asola, reniegan de las vacunas o, incluso, opinan que la tierra es plana, nos recuerda que la ignorancia es bastante más peligrosa que la maldad y solo puede equipararse a la cobardía de los que decidimos mirar a otro lado. El ejercicio de la autoridad se convierte en justicia o en represión en función de en qué lugar de la balanza se encuentre uno, pero eso no puede impedir a nuestros gobernantes censurar o castigar si es necesario, ya que los derechos cobran sentido gracias a sus límites.

    Articulistas