Tiene que estar en la nube

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Parece extraño, pero es una realidad. “Hay que estar en la nube”. La pandemia nos ha espabilado más de la cuenta. Todo funciona por internet. Sin apenas advertirlo los momentos más importantes de mi vida están en la nube. Aunque las redes sociales y el internet estaban implantadas mucho antes de la pandemia, ahora se han vuelto una herramienta imprescindible para hacer las cosas más básica del día a día: El banco, citas con el médico, reservas de hoteles, vuelos, restaurantes, compras esenciales... Incluso las llamadas se han convertido en videoconferencias. ¡Qué lío! Para las nuevas generaciones que nacen con un ordenador debajo del brazo, esto es pan comido. Para otros... ¡Puf! Ha resultado todo un aprendizaje a marcha forzada el ponerse al día. Y sin mencionar que todo viene en inglés: El cloud, fishing, spam... ¡Aquí se pierde uno en este mundo cibernético y no hay quién le encuentre! Aunque el internet está firmemente arraigado y esta batalla está más o menos ganada, esperemos que cuando pase la pandemia se vuelva un poco a las formas más tradiciones y sencillas de hacer las cosas. Y como un viejo adagio decía: “Si los hombres se limitaran a hablar solamente de lo que entienden, apenas sí hablarían”.

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