¿Teruel existe? Jaén tampoco

En las últimas elecciones apareció en el panorama político un diputado electo de una agrupación formada por la plataforma turolense que lucha con denuedo por la subsistencia de su provincia y frenar su despoblamiento. Tras el triunfo electoral, pareciera que iban a acabar los males, pocos resultados prácticos se han visto, pese la entrega del voto, sino las buenas palabras que, eso sí, prodiga el Gobierno; es la pura verdad. Los navegantes ya tienen su aviso y nuestras plataformas con mucho tesón, a tiempo y destiempo, están en las redes sociales y en la calle denunciando las carencias que nos afligen; si cayeran en la tentación electoral, perderían la unidad y el apoyo popular a cambio de nada. Me admira su fervor con el tren a Motril, un clavo ardiendo a falta de mejor asidero, que merecería atención de los políticos para evitar el aislamiento ferroviario. La realidad es terca, de Jaén pasan las administraciones, todas, mucho chau-chau y nada en presupuestos. Lo último: con muchas fatigas y un esfuerzo titánico —últimos seis meses— el tren que prometió Cascos a finales del siglo pasado, llegará ahora a Las Infantas. ¿Cuánto tardará a Mengíbar-Artichuela? De Madrid, ni hablamos.