Sobre Marroquíes Bajos

    13 dic 2019 / 08:26 H.
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    Parece ser que todavía hay miles de ciudadanos que no se enteraron, como nuestros políticos del bipartidismo, de que se había descubierto para Jaén Marroquíes Bajos y que poco después se convirtió en una zona arqueológica declarada Bien de Interés Cultural que debía ser íntegramente protegida. National Geographic lo supo y divulgó con alcance mundial el valor histórico de esta ciudadela de la Edad del Cobre al mismo tiempo que alertó sobre las malas expectativas para el futuro de lo poquito que quedaba ya del yacimiento. Cuando James Cameron y Georgeos Díaz Montejano vuelvan a Jaén para rodar sobre Marroquíes Bajos ¿qué encontrarán?, ¿Qué quedará?, ¿Quizás les negarán las autorizaciones para grabar?

    Cuando nuestra ciudad y el yacimiento de Marroquíes Bajos, un perfecto desconocido (como tantos otros), salió a la luz a nivel mundial, en 2017, en el documental de National Geographic, solo salió en la prensa para ser desacreditado, es decir, para ridiculizar o ningunear todo lo que sobre este sitio se mostraba, pese a que en el documental de James Cameron se limitaban a mostrar su aspecto original. Yo destacaría que se veía el lamentable estado en el que se encuentra lo poco que se ha conservado y que sale claramente en el documental. Díaz Montejano comentaba en una entrevista que le sorprendía que los más indignos menosprecios y peores ataques personales que había recibido durante años de trabajo habían venido de un par de autores jiennenses.

    Más allá de lo que se opine sobre su verosimilitud histórica, lo cierto es que sirvió para despertar y agitar a algunos ciudadanos de Jaén en defensa de su patrimonio. Marroquíes Bajos y una leyenda, la de la Atlántida, recogida en el documental “El Resurgir de la Atlántida”, impactó y despertó en los ciudadanos una concienciación arqueológica que puso sobre la mesa la importancia y la necesidad de su puesta en valor, conservación y divulgación. Y, en teoría, esto no debería molestar e incomodar a nadie, quiero suponer. Es curiosa la locuacidad que se ha despertado desde la emisión de aquel documental entre aquellos que han callado demasiado y escurrían el bulto, los mismos que debían haber puesto en valor y haber defendido el patrimonio histórico de nuestra ciudad, pero parece que se ha hecho lo contrario de lo que se debía, se ha restado valor y se han ido echando capas de hormigón, de tierra, de ignorancia y de olvido.

    Desde el estreno mundial de este trabajo en tan reconocida revista la capital está situada en el mapa internacional a través de la mayor campaña de promoción cultural jamás antes realizada, y no ha sido con dinero público. La “Primigenia Jaén”, neolítico- calcolítica con una antigüedad de cinco mil años, llegó hasta los hogares de millones de personas de más de ciento setenta países y en cuarenta y cinco idiomas, con una audiencia global de varios cientos de millones. Han tenido que venir unos forasteros para dejarnos claro y explicarnos que el potencial de Marroquíes está infrautilizado, que estamos perdiendo una oportunidad de oro, tremenda, para que venga gente del mundo entero para conocer una ciudad única que apareció en esa zona arqueológica.

    Cuando en 1995 se descubrió la importancia del descubrimiento calcolítico, se dio la alarma. Todo podía perderse si no se declaraba Patrimonio de la Humanidad. En 1999 ya se destruyó en el plano y en la obra se ha destruido el 75% de la ciudadela. Hoy queda un 25% sin construir: desprotegido, ignorado y despreciado.

    ¿Quién se ha comido la gallina de los huevos de oro? Se cambió hasta el nombre del arco que daba el nombre al yacimiento, la calle Marroquíes Bajos que pasó a llamarse Monseñor Miguel Castillejo. También la ronda Marroquíes Bajos perdió el nombre y la llamaron Federico Mayor Zaragoza. Cuando este intelectual, que es un personaje de la Unesco, supo que iban a dar su nombre a un lugar histórico destruido con sutileza recomendó que mejor y sin escándalo buscasen otro nombre. Y donde todo empezó también acabó: en la esquina de la Bariloche donde luce una placa con el nombre de calle del Abogado de oficio.

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