Sin cámaras no hay comercio

27 jul 2019 / 11:18 H.

La sinrazón encontraría en Jaén un paraíso de inspiración para su gran obra maestra. Más de cinco años llevamos con una entidad como la Cámara de Comercio de Jaén agonizando sin que nadie se acerque a ella ni para insuflarle oxígeno, ni tan siquiera para certificar su extinción. Resulta que la legislación estatal prevé el proceso de liquidación y extinción de las cámaras, pero las competencias en esta materia son autonómicas y resulta que la ley andaluza no contempla este capítulo. A ver quién entiende esto. Se trata de una corporación de derecho público, sin embargo la anomalía jurídica deja a nuestra cámara en mitad del barbecho sin que ningún gobierno público se arrime a ella. Con competencias transferidas o sin competencias jurídicas, no mentimos si manifestamos que nuestros gobernantes, en esta materia, son unos incompetentes. La función de las Cámaras de Comercio es la representación, promoción y defensa de los intereses generales de las empresas. En la medida en que se fortalecen las empresas se contribuye al progreso de nuestra provincia y el bienestar de los ciudadanos. La Cámara de Jaén, con más de cien años de historia, nació en 1886, está integrada por las empresas comerciales, industriales y de servicios, sin embargo carece de un órgano de gobierno que pueda ejecutar un plan de viabilidad financiera. Y es que la deuda asfixia a esta entidad empresarial centenaria, a pesar del alivio que la venta de su edificio de la Calle Hurtado supuso para ella. Se supone que el tejido empresarial, en un halo de liberalismo podría funcionar sin esta herramienta cameral. Al fin y al cabo el país funcionó con un gobierno en funciones durante 314 días en 2016. Con el actual, también en funciones, el Fondo Monetario Internacional ha corregido al alza la previsión de crecimiento para España hasta el 2,3% en este año. Un dato extraordinariamente positivo y muy por encima de la media europea. Sin embargo, si analizamos otros indicadores económicos, en este caso para nuestra provincia de Jaén, el sentimiento de euforia se vuelve decepción. Esta semana hemos conocido los datos de la Encuesta de Población Activa de la provincia de Jaén y resulta que volvemos a ser la provincia con más paro de España. En Jaén, con la mitad de población, hay más parados que en toda la comunidad de Aragón, y eso que nuestra provincia presume frente a los maños de concentración de población en los núcleos rurales. La tasa de paro se sitúa en un 24,44% y la tasa de actividad en un raquítico 52,21%, lo que supone 209.200 personas con trabajo, 2.600 menos que el año pasado. O sea, que a pesar del crecimiento económico, y de las correcciones al alza para el resto de España, en Jaén, vamos a la baja. Sería absurdo pensar que con una Cámara de Comercio en funcionamiento estas cifras serían mejores. Pero lo cierto es que los datos son demoledores, y que determinados planes pasan de largo por nuestra provincia debido a la exclusividad de gestión por parte de estas entidades, y me refiero, principalmente, a proyectos de inversión de fondos procedentes de la Unión Europea. Frustrante será la respuesta que encontrará una empresa inversora si busca implantarse en nuestra provincia y teclea Cámara de Comercio de Jaén en el buscador más conocido. Leerá “Forbidden”. Que viene a significar prohibido. O lo que es lo mismo, ni te acerques.