Si Jesús volviera

En este Viernes Santo raro, sin procesiones en nuestras calles, me ha dado por pensar en Jesús, en qué opinaría de todo lo que llevamos sufrido con esta pandemia. Él, que es experto en sufrimientos, se preocuparía por los más desfavorecidos, por aquellas personas que lo están perdiendo todo, hasta las ganas de vivir. Por los nuevos pobres, esos que acuden por primera vez al auxilio social, a Cáritas, al Banco de Alimentos, a la Cruz Roja o cualquiera de las instituciones que tratan de llegar donde el prometido ingreso mínimo vital no alcanza. La burocracia teje su tela de araña sobre la miseria y, mientras los funcionarios analizan documentos, el hambre visita las casas, araña las tripas, consume el alma de miles de españoles. Si Jesús volviera, no visitaría los templos para contemplar las ricas imágenes vestidas en oro, que tendrán que esperar un año más para salir a las calles a emocionar a los devotos cristianos. Más bien acudiría a los barrios, para entrar en contacto con esas personas, que a pesar de tener un trabajo, no llegan a final de mes. Observaría sus rostros cansados, los cogería de las manos y los miraría a los ojos para insuflarles un poco de esperanza. Al menos, eso haría el Jesús al que amé en mi infancia.