Secretos oficiales

    09 ago 2022 / 16:00 H.
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    Una Ley de 1968 es una ley franquista. Una democracia, para serlo, debiera derogar toda ley en vigor que provenga de una dictadura. Pues es una ley de aquel año la que se pretende remediar con la nueva, ya bautizada como de “Secretos Oficiales” Como ciudadano me cuesta entender que haya secretos oficiales escondidos e inconfesables que hayan de perdurar décadas, cosa que por otra parte nos aleja mucho de la realidad de lo que llamamos democracias consolidadas. Puedo llegar a entender que existan un puñado, muy exiguo, de cuestiones que han de quedar guardadas bajo llave por una mera cuestión de seguridad nacional pero mis cortas luces no me dan para admitir que se guarden asuntos, afecten a quien afecten, que harían entender más y mejor nuestro presente, asuntos que bajo ese pretendido secretismo lo único que hacen es aumentar las dudas de los ciudadanos. ¿Por qué no podemos saber la verdad del 23F, o el papel del rey en la cuestión del Sáhara? ¿Por qué no es posible saber la verdad del GAL? Los secretos inconfesables son heridas cerradas en falso, supuran con el tiempo.

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