¿Se nos ha ido la olla?

    29 ago 2021 / 13:21 H.
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    El día que el Barcelona pagó siete millones de euros por Maradona el fútbol perdió parte de su condición de deporte espectáculo y dió pasó al fútbol empresa. Debieron ver oportunidad de negocio los financieros, los constructores, los intermediarios y por último para terminar de cocinar el pastel los grandes operadores de televisión y tras ellos los ricos emergentes, rusos y chinos, y los petromegaricos árabes. Las cifras tomaron carrera de vértigo hasta llegar estos días de virus y angustias afganas a ofrecerse por un hábil jugador veinticinco veces más de lo que costó el Diego. No me digan que no tiene su punto de inmoralidad y desafío dado el actual momento que vive el mundo. Para el fútbol no hubo crisis a partir del dos mil ocho. Baste ver como los traspasos y movimientos desde esa fecha acá se han convertido en un maratón desenfrenado y loco que ha llevado a clubes de prestigio a la ruina. Su talla era de uno setenta pero todos quisieron vestir la chaqueta de Gasol. Los actores principales sumados también a la orgía millonaria aceptan a regañadientes una bajada de salarios. Algunos con la boca chica y el pañuelo de lágrimas y mocos como estandarte en una mano y la oferta suntuaria de otro equipo en la otra. Mientras, el fútbol modesto agoniza en pueblos y ciudades pequeñas lo que me permite pensar si no se nos ha ido la olla.

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