Saturados

Hemos aprendido a vivir con ciertos conceptos que al final forman parte de nuestras vidas. Esta pandemia nos ha recordado que la saturación hospitalaria es algo negativo que puede llevarnos al drama. No solo los hospitales están saturados. A día de hoy, el mundo se satura. La tecnología nos permite avanzar pero también retroceder. La comunicación siempre ha sido nuestra mayor adquisición, siempre y cuando esta sea bien utilizada pues adquirir el lenguaje no te da la garantía suficiente para difundir la verdad, ya que, cuando ese poder se convierte en nuestra destrucción, la vida carece de sentido. Vivimos saturados de información que nuestra memoria no consigue procesar adecuadamente. Nos saturan con publicidad, con noticias, con plataformas virtuales atractivas, con redes sociales..., que acaban enganchándonos como una droga de la cual es complicado desconectar. Vivimos conectados o quizá más desconectados que nunca y al final lo que queda es el vacío. Sí, porque el mundo que estamos construyendo no es mejor por vivir saturados. Las cosas más importantes de la vida se pierden en el camino porque de qué sirve estar conectados a la red si vivimos desconectados a la vida. Quizá aún haya esperanza.