Rendirse a la verdad

    29 ago 2020 / 09:31 H.
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    Para demostrar la maestría del pintor Zeuxis, el escritor latino Plinio relataba lo siguiente: una vez pintó unas uvas tan perfectas que los pájaros acudieron rápidamente a picotearlas. La mentira, es decir, la verdad inventada cumplió así su función, lo ficticio y lo real se fundieron. Esta anécdota extraída de un libro de pintura refleja a la perfección el terrible poder que esconden las mentiras y sus simulacros. Más allá de lo que le dicte a cada cual su conciencia, nadie se libra de caer en la mentira. Poco o mucho, grande o pequeña, dulce o piadosa; todas llevan en su beneficio el peso de su infamia y todas comparten el mismo recorrido cuando a las puertas de los ojos, mueren. Una mirada lo dice todo, cualquier mentira alerta la pupila y todas las mentiras tienen los pies muy cortos. Que nadie nos lleve a engaño, porque nunca antes hemos estado tan cerca de los ojos de la gente, porque estamos más cansados que anteayer y hasta las narices de palos y banderas. Evitemos por el bien de nuestros nietos, que los pájaros se alimenten de uvas falsas. Démosle a la vida lo que la verdad se merece.

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