Regreso al futuro

11 jun 2018 / 08:02 H.

Ya no tendrá que escudriñar entre su agenda ni hacer encaje de bolillos para dormir cuantos más días mejor en tierra propia. Vuelve a casa, de la que nunca quiso salir, con la muda bajo el brazo y con una interesante proyección política frustrada. No es el mejor momento en la carrera política de José Enrique Fernández de Moya Romero (Jaén, 1969), a quien se le juntó Roma con Santiago en lo que dura un pestañeo. La suerte dejó de acompañarlo justo en aquel momento en el que perdió la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de la capital. Desde el primer instante se especuló con una posible estampida. Primero a Sevilla, para ser presidente del Partido Popular en Andalucía, una propuesta que no cuajó por cuestiones que no vienen al caso. Después a Madrid. Prosperó la oferta del paisano Cristóbal Montoro y, aunque eso de tener que viajar y dedicarse más a la gestión que a la política no entraba en su pretensiones, aceptó ser secretario de Estado de Hacienda para abrir una nueva etapa en esto de lo público. Después de un año y medio en el cargo, misiones del pasado sitúan al presidente de honor de los populares jiennenses en el punto de mira de la Justicia.

Cierto es que no retorna por la investigación abierta en el caso de la contratación de una empresa de Toro para el mantenimiento de las fuentes y otros servicios más. El caso es que se juntó el hambre con las ganas de comer y, justo en el momento en el que estaba llamado a declarar como investigado en la causa, ya tenía la maleta preparada porque al socialista Pedro Sánchez no se le ocurrió otra cosa que acabar con el Gobierno de Mariano Rajoy, el mismo en el que el jiennense hacía sus pinitos en el Ejecutivo nacional.

Será el juez Antonio Valdivia quien resuelva qué ocurrió, en la etapa en la que José Enrique Fernández de Moya era alcalde de Jaén, con las facturas de una firma zamorana que el principal partido de la oposición nunca vio con buenos ojos. Se presume que el proceso judicial será largo, más aún si la investigación se deriva, finalmente, al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. Mientras tanto, el también profesor universitario regresa al futuro, como la película, con la firme intención de coger las riendas del puesto de trabajo que tan bien le cubre las espaldas, ese que siempre sacó a pasear cuando alguien le tocaba la fibra sensible con lo de las ansias de poder. Será, sin lugar a dudas, un tiempo de reseteo personal, un paréntesis en su trayectoria cuyo “happy end” dependerá de la resolución final de un conflicto judicial en el que hay siete personas más en calidad de investigadas. De momento.

En su entorno más cercano aseguran que a José Enrique Fernández de Moya le traiciona el subconsciente. De palabra y obra no hay quien lo saque de la idea de que su destino es la Universidad de Jaén, lugar que le permite vivir bien y recargar las pilas profesionalmente. Sin embargo, se le escapan datos que apuntan a una vuelta a las andadas dentro de un año y medio. Habrá que ver si, en este tiempo que queda hasta la convocatoria de las próximas elecciones generales, se cierra el proceso judicial que trae de cabeza a más de uno. Está claro que cuenta con el respaldo de la dirección nacional y que su mirada está puesta en las oportunidades orgánicas que brinda la política nacional. En cierto modo, Pedro Sánchez le ha hecho, incluso, un gran favor con la polémica moción de censura. Envuelto en una investigación por prevaricación, malversación de caudales públicos y falsedad, lo mejor que le ha podido pasar es un retiro espiritual, en tierra propia, para despertar con la fuerza del regreso al futuro.