Quítate tú que me ponga yo...

    02 jul 2020 / 17:35 H.
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    Así lo pregonan todos aquellos que quieren mandar en algún campo de la vida, aunque donde se note más sea en el de la política y en todo aquel organismo o institución en el que se maneje “poder”. Eso ha sido siempre así; y, por desgracia, lo va a seguir siéndolo in sécula seculórum. Lo tenemos ahora tan a la mano —con las elecciones vascas y gallegas— que lo podremos ir viviendo diariamente, a la vez que ir palpando cuántas mentiras ególatras —o medias verdades o bulos— habremos de oír con tal de llegar a conquistarlo. Desde siempre, los entendidos y doctos en esta materia, nos vienen alertando de que el poder corrompe a quien lo detenta. A la vista está de cualquier ciudadano español o mundial, pues lo único que se trata es de ensalzar a la persona —o al partido o facción que lo representa—, contándonos sus bondades, y vilipendiando —por sistema— las del adversario. ¿Será nuestro triste destino humano cargar con este baldón al seguir contribuyendo alícuotamente, con nuestras acciones y/o decisiones, a que los peones del poder sigan dominándolo todo, cual mafia clandestinamente constituida?

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