Quítate tú que me ponga yo

    24 mar 2021 / 09:44 H.
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    Tomo prestado el título de un buen amigo cronista de un pueblo cercano para resumir la cargante movida provocada por unos y otros anteponiendo intereses personales a los generales que deberían proteger o fomentar. Quienes nos mandan no buscan otra cosa, y lo demuestran cada vez que abren la boca, que su propio interés; ello no es propio de un partido, sino un mal general de la clase política que padecemos, que solo quiere su propio acomodo, mandar y no resolver los problemas. Más de un año encerrados, asustados, atacados por un virus malvado que hace estragos y se ha llevado a mucha gente; el bienestar, la economía están en la ruina, el paro cabalga, los autónomos pasan hambre, la vida de nuestros pueblos y ciudades se hace difícil; no se ve el fin, faltan vacunas, ayudas, nadie intenta remediar la situación. Malos políticos pasan de ello, van a lo suyo: sus sueldos incólumes, asesores, coches, viajes... Y en el peor momento, maquinan mociones de censura, las abortan, maniobras, elecciones y tejemanejes varios para —pase lo que pase— no perder ellos. Lo demás es indiferente; que todo cambie para que todo siga igual, como en el Gatopardo de Giusseppe Lampedusa. Y al pueblo que lo zurzan.

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