Queridos políticos

06 ene 2020 / 11:57 H.
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Básicamente, existen dos maneras de afrontar la lucha por el poder: afeando las políticas de los que lo sustentan o proponiendo otras. Como no son contradictorias, lo natural es no desaprovechar ninguna y emplear ambas. Además, dicha acción se encuentra preñada de lógica, porque todo cuanto se hace está abierto a la mejora y ni siquiera siempre lo muy bien hecho se erige en lo excelente. Pero se resuelven necesarios cierto equilibrio y mesura, sobre todo si se opta por la crítica: deshuesar y destruir las ideas de los demás amparándose apenas en malos augurios y en promesas carentes de una mínima seguridad de poder cumplir suponen, como mucho, una forma de engaño e indican que se afronta la lucha por el poder como si se tratara de una competición, algo que a todas luces, en este caso, carece de la lógica mencionada, porque hablamos de servicio público: sanidad, educación, pensiones, bienestar social; un ámbito en el que no hay pelota o línea de meta, ningún pódium al que subirse o trofeo que recoger; de ahí la desafección, los extremos, el pesimismo e incluso el asco, queridos políticos: con esas actitudes solo demostráis que no os mueve hacer, sino alcanzar a ser lo que, sin ese poder, ni por asomo seríais. Que os den.

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