Que nos vean la cara

    22 may 2022 / 16:00 H.
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    Os juro juro que vi a Simón en la tele hablando de un nuevo virus, “a lo sumo unos casos aislados...” y me trasladé el balcón de casa en plena vigilancia confinada de la basurilla... Porque el virus sigue, eh, más lait, menos letal, menos famoso, porque no nos bombardean con sus cifras día tras día, pero haberlo, haylo. Hicimos todo cuanto nos ordenaron, con más o menos sentido, nos impidieron desplazarnos en nuestros vehículos con nuestras familias convivientes, nos pusieron bozal paseando por el campo, encerraron a nuestros hijos pero sí dejaban salir a nuestras mascotas, cerraron fronteras provinciales con excepciones inauditas, creímos que éramos contagiadores en potencia en las solitarias calles pero no al entrar en los concurridos bares (bueno, en el trayecto a la mesa sí, pero sentados y en la barra no), y sí, usamos las dichosas mascarillas hasta probablemente infectarnos de nuestros propios desechos respiratorios. Y ya está bien. Queremos respirar, vernos las sonrisas y sonreír, poder leer los labios y besarlos con pasión. Queremos, algo complicado en los tiempos que nos acontecen, ser un poco libres. Aunque esta libertad sea un poco más-cara...

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