Qué es legal

12 feb 2019 / 12:07 H.

Se da últimamente por bueno un aforismo que se ha hecho muy popular y eso que afirma que lo legal no es justo. Hay quien se conforma y continúa comentando el tema como si nada, pero yo no me resigno a pensar que lo legal (algo regido por la ley, y algo que nos da confianza porque está relacionado con la justicia) pueda estar sujeto a una aritmética manifiestamente injusta. La fractura institucional entre lo legal y lo justo, me produce una inquietud sin precedentes, porque todos conocemos casos en los que apoyar la teoría de que lo legal, o sea, lo noble, lo honrado, lo fidedigno, no puede estar relacionado con la ausencia de esa verdad que le da a cada uno lo suyo, creo que esa es la forma correcta de actuar de la justicia, que debe actuar con el espíritu con que nació y que permanece inalterable en el significado de esas ocho letras en las que cualquier resolución por muy legal que fuese, tendría que reconocerse, así como todo lo injusto y desigual, para que de ese modo lo procedente o esencia que emana de la justicia, triunfara sobre todo lo opuesto o contrario a la justicia que conduce a la moral que obedece a la razón y se aparta de los miedos irracionales que sentimos quienes creemos a pie juntillas en ella. Cada caso supone un reto precioso que nadie debería tirar por tierra, menoscabando la capacidad de un juez que administra justicia. La justicia no se administra de manera espontánea, aunque a veces posea un recorrido inexplorado que de manera personal, cada legislador, se encargará de potenciar para alejar los fantasmas del descrédito o la ausencia de jurisprudencia. El caso que se juzga no soporta que lo traten como una marioneta o que lo dejen pendiente de un hilo por no saber qué justicia administrarán ese día, no es justo, nadie se merece que lo legal borre las ilusiones de ser juzgado justamente, como no está bien que la arbitrariedad de ciertos individuos maneje la justicia a su antojo. ¿Adónde nos conduce la justicia que actúa contra su voluntad? Justicia decepcionada con lo legal, se hace valer levantando muros que nunca serán derribados. Es una pena que los esfuerzos del poder judicial, ahogado por las lágrimas de jueces y magistrados, y celebrado por abogados de delincuentes que se escabullen por la falta de medios, mientras los derechos de las víctimas injustamente sentenciadas aguardan ser rescatados. Lo legal tiene una historia larga que contar y preparémonos para escuchar el quejío amargo de la justicia que se siente traicionada porque no la han situado en el lugar privilegiado que se merece. A quienes no les vale con vivir bien y pretenden vivir mejor, no pueden soportar que la justicia frene la ambición de poseer más poder económico, así que desprovistos de respeto por lo justo, están creando una nueva forma de vivir y de relacionarnos con el entorno judicial que es el que debería marcar el territorio en el que se desenvuelve la justicia. Por las rutas de mi memoria desfilan personajes e historias cargadas de sucesos que desvelan un sinfín de injusticias. Decepciones que me inducen a interpretar la realidad tal y como la soñamos en un mundo inspirado en conceptos nuevos que nacen con el propósito de que reunamos en uno o dos emblemas como legalidad y justicia, tal y como lo hace el que fusiona afecto y ternura con sentimientos verdaderos.