¿Qué es la
verdad? (Jn 18,38)

La pregunta de Pilato se debate entre el relativismo moral y el absolutismo jurídico; Jesús no respondió. Me lo ha recordado el BOE del día 5 con la Orden PCM/1030/2020 ¡ay Kelsen! que publica el “Procedimiento de actuación contra la desinformación” que busca, administrativamente, dar respuesta a Poncio Pilato. En veinte siglos, filósofos y teólogos han tratado de desentrañar una respuesta que hoy merece tan ínfimo rango. Sánchez pretende, con ese pretexto, montar un entramado de órganos y procedimientos para perseguir y lo que es más importante, definir y determinar en cada momento, qué sea —no la verdad— sino su verdad; un modo burdo, nada sutil, de coartar la libertad ideológica, de opinión y expresión de los ciudadanos. El “invento” es no es bueno, si quieren bulos que miren al presidente y al Gobierno, ¡se podría hinchar! Pero Iván Redondo solo buscará pajas en ojos ajenos; en democracia no hay atajos y ni aquí ni en Europa se admiten comisiones, niveles, procesos o vigilancias ideológicas parapoliciales. En materia de derechos fundamentales no hay más límites que la Constitución ni intérpretes que no sean los Jueces. Que cada uno busque la verdad que realmente nos hace libres.