Putin, te invito a tu guerra

A ti, monstruo indecente; a ti, sembrador de muerte y de desolación; a ti, te invito a disfrutar de tu guerra. Desearía que experimentaras el sufrimiento que desde hace tanto tiempo y con tanto interés has preparado para personas inocentes. Lo primero que deberías sufrir es un miedo paralizante cuando te sintieras impotente ante la amenaza de las armas. Después te calzaría unas deportivas y un plumón, como van vestidos muchos de los jóvenes que aparecen muertos en medio de las calles. Podrías ser uno de ellos, pero no, todavía te mereces experimentar algo más. Te convertiría en un niño pequeño que pasando hambre y frío está en la frontera intentando huir de monstruos como tú. O quizá sería mejor que te vieras perdido siendo un anciano que ha visto cómo su casa ha quedado reducida a escombros y lo que había sido el trabajo de toda una vida, ha desaparecido. Toda aquella persona que es insensible al sufrimiento que provoca, solo lo entiende si lo vive en carne propia. Por eso desearlo no es venganza, sino justicia. No habría más guerras si quienes las declaran fueran al frente los primeros. Pero desgraciadamente siempre son para los demás. Los monstruos siguen en su zona de confort.