Puertas giratorias

26 sep 2019 / 09:04 H.

Con el paso de los años hay cosas que van desapareciendo y que en su día causaron gran sensación. Otras no solo no desaparecieron, sino que cada día se multiplican, como pasa con los ascensores. Yo conocí el primer ascensor cuando, siendo un niño —muy niño—, asistí a la boda de mis tíos Pepe y Pilar en el Hotel Rosario. El ascensor fue la principal atracción de la chiquillería que, sin hacer caso ni a la tarta, no cesamos de subir y bajar hasta que el aparato se averió. Para mí es un recuerdo imborrable, como lo son las primeras puertas giratorias que hubo en nuestra ciudad. Terminábamos mareados de tanto dar vueltas dentro de ellas. Este sistema de puertas se va utilizando menos, sobre todo en entidades, comercios y locales de gran afluencia. Existen aún innumerables puertas giratorias, sobre todo en la política. Puertas por las que salen y entran unos y otros para cambiarse de chaqueta o para ocupar cargos de favor pese a, en ocasiones, no reunir méritos para ello. Parece que también existen puertas giratorias en la justicia, como la que se abre y se cierra para que pase por ella Iñaki Urdangarín y salga de la prisión con un permiso que no ha contado con el visto bueno de varios juristas del Estado. Urdangarín está efectuando un servicio social y lo más curioso es que el centro donde lo realiza —según escuché en una tertulia televisiva— está a 100 kilómetros de la prisión que él mismo eligió para cumplir condena y de la que se queja porque dice que siente una enorme soledad.

Se podría hablar de varios tipos de puertas giratorias además de estas dos que he mencionado. También en el Real Jaén parece que existe una, porque en el club entran y salen los consejeros y otros cargos sin que nadie les eche cuentas. Hace tres semanas dimitió Bernabé Cobo y nadie ha dicho ni pío. También se marchó el capellán y creo que he sido yo el único que, hasta el pasado martes, no hizo pública la noticia. Incluso me han dicho —no puedo asegurarlo— que también salió por la puerta el encargado de las relaciones con la prensa. Son detalles secundarios que nada tienen que ver con la trayectoria del equipo, que es lo que importa a todos, pero no está de más que los aficionados estuvieran mejor informados de lo que pasa en el club, a no ser que ser socio sea como votar, que nada pinta el votante después de introducir su voto en la urna.