Profesional emergente

    18 abr 2020 / 10:41 H.
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    Aestas alturas de la jugada lo único que tengo claro es que ya queda menos. Pero eso no me quita de la perola que intente atisbar cómo será la salida del zurreón. Si es que la veo, claro. Imagino una serie de profesiones que van a tener más cola que la del Abuelo en el Besapié. Dietistas y fisioterapeutas, abogados y psicólogos, prestamistas y fabricantes de ropa grande, oenegés de toda clase y condición, charlatanes y gurús, pastores de almas y de ganado, videntes apocalípticos y de los otros, que, ya puestos, se podían haber esmerado un poco con la bola y prevenirnos del zurreón vírico. En fin, que será otra cosa, pero me temo que manejada por los mismos, los tíos del taco. Ya veremos, dijo un ciego a la puerta de una iglesia. Pero me asalta una duda razonable y que presumo que estará en la sesera de todo quisqui. Con el cataclismo que se avecina y que ya está asomando las orejas en las economías domésticas, por no hablar de los que no tienen ni casa ni pollas: ¿quién tendrá jurdeles para pagarles o volveremos al “apúntame esto que luego vendrá mi madre a pagarte”? Vamos al fiao de antaño.

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