Primer acto

    26 dic 2021 / 16:18 H.
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    La familia es el verdadero escenario de nuestra vida. Cuando nos mostramos con naturalidad, con nuestras fortalezas y debilidades, podemos mirarnos al espejo y saber quiénes somos. A nuestros padres no les importa lo que parecemos ser sino lo felices que somos en realidad, nos apoyan con la mayor dignidad y nos perdonan de corazón. La manera en la que amamos es la forma en la que nuestros progenitores se han querido, la medida y el horizonte de nuestro mundo afectivo. Nuestra capacidad de compartir nació de una porción de comida o de un juguete con nuestro hermano, del entendimiento de que pensar también en los demás es la llave de vivir en sociedad. Cuando crecemos, guardamos en un cajón diferentes máscaras para dispares bailes y funciones; alguna con la que nos mostramos divertidos queriendo que nos acepten, otra de aspecto estoico con la que nos hacemos respetar e incluso otras con las que simplemente nos escondemos como niños grandes o príncipes novatos. Sin embargo, es en nuestro hogar donde podemos desvestirnos y mirar los rasgos que hemos heredado, entender las costumbres que nos arropan y los nombres que más significan.

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