Populismo, autoritarismo

    26 jun 2020 / 16:45 H.
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    Al observar los datos del número de personas contagiadas por la pandemia de covid-19 a nivel mundial, los cuatro países a la cabeza son EE UU, Brasil, Rusia y Reino Unido, países presididos o liderados por políticos autoritarios o populistas. La suma de la cifra de contagios de los cuatro supone la mitad de los contagiados a nivel mundial. Es curioso que tres de sus líderes se presentaron ante los medios como radicales negacionistas del peligro y de las tremendas consecuencias para la salud de esta pandemia y no alertaron a la población, además de oponerse a cualquier medida de confinamiento o retrasándolo todo lo posible. Johnson apostó en principio por la opción de dar libertad de movimiento y que fuera apareciendo una inmunización generalizada al pasar la enfermedad. Ahora tienen el triste honor de estar en el primer puesto de fallecidos en Europa con una de las tasas de mortalidad más altas del planeta. Para Bolsonaro no era más que una “gripe sin importancia”. Putin demostró mucho respeto al tener a China como país fronterizo, pero sus medidas han sido nefastas a última hora. Trump llegó a decir que el coronavirus terminaría con la primavera o que no eran necesarios confinamientos forzosos, también, entre otros disparates,
    sugirió inyectarse desinfectante para tratar
    el virus. Hablamos de países distintos, con regímenes distintos, pero lo que los une claramente es su rechazo a la opinión de la ciencia, su interés en promover teorías conspirativas, un estilo político populista que les sirve para reforzar su poder, su unidad propia, y mostrar como antagonistas a todos los que
    se les oponen. Esta crisis les viene perfecta a políticos como Bolsonaro o Trump para
    hacer una política que aumente la división,
    la polarización social y salir reforzados para sus metas políticas.

    Los seguidores en España de políticos como Trump, personaje que no es más que la máxima expresión del neoliberalismo con un claro tufo de darwinismo social, no solo se presentan en la extrema derecha en nuestro país, sino en las derechas extremas; de ahí su amplia difusión en los medios y en amplios sectores de la política.

    Viendo los argumentos utilizados por la derecha en nuestro país en los últimos meses, su poca sensibilidad social, su nula credibilidad científica y la tremenda manipulación a base de bulos y noticias falsas no sé qué clase de gestión de esta crisis habrían hecho, supongo que similar a la gestión en la anterior crisis. Por poner un ejemplo, recuerdo las palabras inspiradas en las del presidente de los EE UU que usaba Díaz Ayuso para justificar la oposición de su partido a la prórroga, “todos los días hay atropellos y no por eso prohíbes los coches” o cómo la ultraderecha ha seguido en España la estrategia que Donald Trump llevó a cabo en las redes sociales. Solo hay que mirar el enorme desastre causado por Trump en su país, con sus privatizaciones y políticas de inversión pública sesgada hacia los grupos y lobbies económicos que lo apoyan y favorecen, sin prestar ninguna atención al daño que sus políticas están causando a la calidad de vida y bienestar de la gran mayoría de la población. Esas políticas neoliberales tan crueles y duras se ocultan con un nacionalismo radical, racista, hostil y bélico. Se echa la culpa a China de las muertes en
    EE UU y se intenta crear una nueva Guerra Fría. En nuestro país sus imitadores se presentan como los auténticos defensores de la libertad, los que se oponen a la dictadura “social-comunista” que ha obligado a los ciudadanos al confinamiento. Ellos se muestran como los verdaderos patriotas, aunque eso no impide algo tan inaceptable como hacer política en las instituciones europeas y traicionar a España, olvidar que el gobierno de coalición no es allí un gobierno de partidos que no gustan a la derecha extrema, sino que es la representación de nuestro país en su conjunto; atacarlo allí es enfrentarse a España y no a los partidos de la coalición. España no es solamente las élites que ellos representan y no pueden decidir en solitario cuál es el interés de todos los españoles.

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