Pensiones para todos

06 jul 2021 / 11:12 H.
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La pasada semana se cerraba la primera fase de la reforma de las pensiones y su modelo para hacer un sistema sostenible en los próximos cincuenta años. El principal tema de debate al hilo de las declaraciones del ministro Escrivá se han centrado en la fórmula prevista de equidad intergeneracional. El anterior factor de sostenibilidad que tanto preocupa a los gestores público ante la jubilación de la generación del baby boom, la más numerosa de las últimas décadas y que tendrá que ser sustituido por alguna otra medida. En España, esta generación responde históricamente al boom demográfico iniciado en los años 60 y que duró hasta unos años más del final del franquismo. El Gobierno calcula que a partir de una década nos jubilaremos unos 7,7 millones de trabajadores y trabajadoras. Parece lógico que tal impacto en el sistema público de pensiones requiera de medidas adicionales que garanticen la sostenibilidad del sistema.

Sin embargo, uno de los aspectos que personalmente me resulta más importante y que todavía está por desarrollar, son las fórmulas flexibles de jubilación que deben de plantearse para el futuro, ante una población más longeva y que alarga cada década la esperanza de vida en más de tres años. La esperanza de vida más allá de los 65 años en España se acerca a los treinta años. Y son cada día más, las personas que deciden buscar fórmulas flexibles para compatibilizar empleo y pensión, pero que no encuentran maneras para hacerlo en un modelo de pensiones pensado en vidas laborales estáticas, fijas y largas. También nos encontramos con personas con buenas trayectorias profesionales y bases de cotización medias y altas que son expulsadas del mercado de trabajo, cuando pasan la frontera de los cincuenta. Solo hacer falta mirar los ERES (Expedientes de Regulación de Empleo) de los últimos años y ver como las principales empresas, han expulsado a sus trabajadores teniendo en cuenta solo el criterio de la edad. Una vez que el mercado de trabajo te expulsa más allá de los 55 años, resulta complicado encontrar empleos con el nivel profesional y retributivo acordes con tu trayectoria profesional. Existen prejuicios y estereotipos ligados a la edad que dificultan que las personas podamos trabajar más allá de los cincuenta y cinco, si no somos empleados públicos.

En este sentido, el alargamiento de la edad de jubilación y las medidas para acercar la edad de jubilación real a la estimada son bienvenidas, aunque aún insuficientes. Se ha anunciado un potente plan de empleo juvenil muy necesario, pero también debería plantearse un plan de incentivación para el empleo de personas mayores de 50 años, con serias dificultades de inserción laboral por razón de edad. El acuerdo alcanzado es positivo. En un momento de tan pocos acuerdos políticos, alcanzar consensos en una materia tan determinante para nuestro futuro como país resulta esperanzador y de aplaudir. Esperamos, además, que tras esta primera fase venga una segunda y tercera que redondee los temas pendientes. También esperamos las medidas fiscales adecuadas, para conocer de donde saldrán los más de 20.000 millones de euros, que el Ministerio de Hacienda deberá disponer para pensiones en los Presupuestos Generales del Estado. Acabar con la incertidumbre y ofrecer tranquilidad en la revalorización de las pensiones son buena noticias para empezar y esperemos que abran el camino a nuevos acuerdos sociales.

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