Otra más

Lunes, otra mujer asesinada más, tenía 36 años. Dicen que vivimos en una sociedad civilizada. ¡Qué osadía, que frivolidad tal declaración! ¿Acaso asesinar a una esposa, asesinar a una expareja, asesinar a una novia, es un acto civilizado en una sociedad adulta? La capacidad de sufrir viviendo tiene límites en un ser vivo, justo hasta que la vida se pierde por un cuchillo, un arma de fuego, unas manos asesinas y una mente exterminadora. 016, ¿tabla de salvación? ¿Y después? Juicios, pánico, alejamientos, pavor, vida truncada, terror, ocultación de domicilio, miedo. Todo es fruto de una sociedad muy enferma que desprotege a las mujeres, víctimas de “asesinos permitidos”. Matadores de mujeres que descuartizan las vidas de los hijos si los hay, y marcan, avergüenzan y desgarraran los corazones de las personas como yo, que deseamos que esta sociedad misógina desaparezca cuanto antes. Ya. Leyes, herramientas de la sociedad para generar una convivencia sana entre seres iguales, mujeres, hombres, niñas y niños, no para proteger a asesinos infiltrados como maridos, padres, novios, parejas, maltratadores amparados bajo la impunidad de un techo y una puerta cerrada, que moran en hogares donde las paredes escuchan y los más cercanos miran a otro lado.