Nostálgicos del futuro

    24 ene 2021 / 13:18 H.
    Ver comentarios

    Rescato esta expresión de varios artículos en los que se glosa la figura de Biden, flamante nuevo presidente de los EE.UU. El hecho de asociar esta frase con su figura la propician sus propias confesiones: “Nosotros, los irlandeses, somos las únicas personas en el mundo nostálgicas del futuro. Nunca he dejado de ser un soñador. Nunca he dejado de creer en las posibilidades”. Desde este lejano rincón patrio quizá también deberíamos dejarnos llevar por esa nostalgia y abrazar, no en sueños sino con el convencimiento de lograrlo, otro futuro mejor que ahora mismo, con “la que está cayendo” se nos antoja quizá inconquistable. En otra de las conversaciones con su equipo se cuenta también que un compañero de partido le dijo a Biden algo así como “No entender que la vida te va a golpear y tumbar es no entenderla”. Nosotros tenemos pruebas de esos golpes y nos duelen. Ahí siguen aun sin cicatrizar. La economía se dispone, en caída libre, a dejarnos “con las vergüenzas al aire” y con el bolsillo, y todo el cuerpo, tiritando. La salud se nos resiente a cada golpe de un minutero abducido por ese virus triunfante. La política rezuma populismos, dislates y arribismos que en nada ayudan a superar la realidad. Por si fuera poco, vemos a los demás a través del filtro de la distancia y con el rabillo del ojo —y de la mascarilla—procurando no tocar ni acaso respirar el aliento ajeno. La amistad se vislumbra solo a golpe de pantalla mientras algunos inconscientes son capaces de echar por tierra todos los esfuerzos de quienes actuamos con cordura pensando solo en fugaces placeres inmediatos. O mejor, sin pensar. Es obvio que añoramos un futuro en el que todo eso se revierta. Un futuro del que colgar el disfraz con que ahora nos movemos y abandonarlo en una percha polvorienta. Unos días en que la piel vuelva a regocijarse con otros poros, con otros latidos, con otro cálido roce. Pero antes necesitamos que se proclame el fin de la pandemia, que completemos con éxito el programa de vacunación y que alcancemos pactos que nos lleven a la superación de la debacle económica que nos atenaza. ¿Estamos en las manos adecuadas para conseguirlo? Me proclamo nostálgico de ese futuro en el que, como afirma Biden, se han de cerrar heridas, abandonar crispaciones y, a golpe de remo conjunto, avanzar solo hacia adelante. Pero para eso hace falta huir de la mezcolanza de mediocridades arribistas, zafias, egoístas y dadas solo a medrar que nos sobrevuelan. Necesitamos que se abran las ventanas para que el aire nuevo ventile espacios y tiempos mientras arrastra las miasmas que nos impiden vislumbrar el futuro añorado. Y, además, que nos cubra un manto de sensatez no siempre disponible. Bendita nostalgia.

    Articulistas