No sé dónde guardar el amor

    27 ene 2022 / 16:45 H.
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    De los pasados días navideños he recibido risas de televisión con los sobrinos y parlamentos en las calles de paseo con mi madre, así que empieza el año y busco un objeto para guardar mi sentimiento alegre para estos recuerdos. Me detengo en el escaparate de la tienda de antigüedades y veo la escultura de un agricultor chino que mira al suelo. He leído que en la dinastía Tang, año 618 hasta 907, decoraban las tumbas con esculturas para su uso en el más allá o también su fin era ahuyentar espíritus. Mis amigos me proponen para guardar el amor que grabe un vídeo, o que busque una piedra, un peluche o un colgante de un camafeo. Entro en la tienda, buscando mi talismán o amuleto, el agricultor chino es de marfil y se excede de mi presupuesto. Me compro un zapato de madera de 8,4 centímetros. Me cuesta 25 euros. Es el pie izquierdo. ¿A quién pertenecía? El vendedor me dice que proviene de un lote de antigüedades y que está tallado a mano. Imagino que tengo que comprar el otro pie por si alguna vez el hombre de madera pregunta por sus zapatos. Al salir compruebo que en mi mano cerrada puedo esconder mi nuevo objeto para guardar el amor. Y sonrío.

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