Navidades
tristes

No hace falta ser un portento para adivinar las Navidades que tendremos los españoles. La inmensa mayoría estaremos más que tristes por alguna u otra razón, pues el panorama se presenta un poco oscuro. No se atina a mirar con claridad el mañana. Los tropiezos con que la política nos obsequia es desolador. Ni cuando ni cómo saldremos de ello es una adivinación para elegidos por los cielos. La pandemia ha sido determinante sin duda alguna. España ha estado tan castigada por este mal, que los libros de historias estarán candentes por muchos siglos mostrando los estragos de este fatídico 2020. Me espanta y me pongo en la piel de los que han tenido que echar cerrojazo a sus negocios para siempre. También escuecen las imágenes de “las colas del hambre” se asoman a las noticias una vez y otra para nuestro espanto. Aún por los muchos seres queridos e insustituibles para sus familias que ya no están; volaron hasta los luceros. Me abstengo de seguir. Dejo en el tintero la Ley Celaá. Una nueva tropelía que los españoles tomamos como ofensa grave y exento de humanidad. Se dice que en la oscuridad total existe un destello de felicidad. No lo creo. A no ser que en cada hogar necesitado toque este año el gordo de Navidad.