Navidad no para todos

Estamos imbuidos de espíritu navideño: belenes, villancicos y demás nos rodean. Pasamos estos días entre cascabeles,a ritmo de campaña sobre campana y muchos incluso van a Belen,a ver nacer al niño. Durante unos días somos más homogéneos que de costumbre. La mayoría canta cuando toca una estrofa navideña, visitamos los belenes de todo tipo que adornan las ciudades, por no hablar de las visitas de los Reyes Magos a practicamente todos los rincones dentro de unos días. A muchos les gustan estas fiestas,las disfrutan y las sienten como propias. Me alegro por ellos. A los que no nos gustan demasiado estas fiestas,ya sea por el dominio católico de las mismas, el consumismo desmesurado o la felicidad obligada, sólo lo decimos con la boca pequeña porque nos beneficiamos del statu quo que nos concede unos días de vacaciones y no preguntamos mucho más. El caso es que quizá no ahora, pero sí en otro momento en el que se pueda debatir con serenidad, convendría un debate calmado sobre si nos hace mejores como sociedad seguir celebrando que nuestras fiestas sean en su mayoría religiosas (católicas) o si podemos introducir otras que nos representen a todos en un estado aconfesional como el que tenemos. Felices fiestas y próspero año nuevo.