Navidad cayó en agosto

    30 dic 2019 / 08:45 H.
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    Bueno, el título de esta mirilla puede estar relacionado con un pueblo de la Alpujjara granadina —Bérchules—, ya que al no poder celebrar las duce uvas un año, lo celebran cuando más se sube el calor a las barbas de Febo, el dios griego del calor hasta que el cuerpo aguante. Por ahí no van los tiros, pues me refiero solo y exclusivamente, a que no es de recibo anunciar tres meses de anticipo la Navidad. Comprendo que los grandes almacenes quieren hacer caja para cubrir gastos y mantener sus plantillas de trabajadores, porque lo del paro es un cáncer que poco a poco va matando la dignidad de los que quieren trabajar, pero no encuentran el curro, porque sin éste sus necesidades perentorias se van al puto carajo. Oír que beben y beben los peces en el río y vuelven a beber es un villancico que en el mes de noviembre resulta algo así como una película surrealista de Berlanga, pues que yo sepa los peces ni son borrachos ni pueden cantar villancicos, porque el lenguaje de los hombres, oiga, y de las mujeres, aún no lo han aprendido. El derroche, la economía, como lobo feroz, está enseñando la oreja y los dientes afilados, es un derroche de luces, que sean modernas o no, cadyuvan a que la contaminación suba de grados. La Navidad está tan cerca, pero no tres meses antes de su celebración. ¿Estamos o no estamos?

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