Opio del pueblo

    15 dic 2019 / 11:06 H.
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    Hace más de un siglo Carlos Marx proclamó a la religión como opio del pueblo, se atacaba a ésta porque, prometiendo un paraíso ultramundano, los creyentes no se comprometían para hacer un mundo mejor y más justo. Hoy día si Marx se asomara a nuestra realidad debería reformular su sentencia que dio origen a una feroz persecución religiosa en el siglo XX. Hoy nadie cree que la religión, vivida de corazón y con autenticidad, sea una droga que anula a las personas; me parece que el opio actual es el Black Friday y el Cyber- Monday. Los grandes espacios ya no se dedican a Dios sino al dios dinero, consumo, rebajas, chollos. Parafraseando a Descartes el hombre del siglo XX no es “pienso luego existo” sino: “consumo luego existo”. Esto se ha vuelto una epidemia tan feroz que nuestra cultura actual es abundante en placer y escasa en sentido, abundante en técnica y escasa en ética, abundante en política y escasa en mística. La paradoja es que celebrando el nacimiento del Hijo de Dios, su venida al mundo fue en una cuadra donde nacen los animales. Me quedo con esa Navidad, la que nos humaniza y nos iguala como personas, ese es el lenguaje de Dios que no es opio.

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