Nación de naciones

    20 oct 2019 / 11:20 H.

    No existen dos Españas, sino miles. No pudiendo pensar en tener la razón y al mismo tiempo estar equivocados, nos archivamos por siglas y colores, buscando confraternizar en cada barra de bar mientras, con recelo, escrutamos al parroquiano que quizás, solo quizás, no piensa como nosotros. A mí me enseñaron que nuestra guerra fue de trincheras, venganzas entre vecinos, denuncias que propiciaban juicios sumarios y odio, envidia y otros venenos que tenemos en el pecho a día de hoy. Nos dicen que existe la izquierda y la derecha cuando solo existe el dinero que se expolia a un pueblo, escamado y propicio al odio, al que solo resta buscar culpables de sus penurias. El español, capaz de todo lo bueno, en sus bajos momentos no se conforma con desear lo del vecino, sino que prefiere que éste no tenga nada. Otros, como Hemingway, vinieron de fuera para describir nuestros horrores, para contar nuestras penas fratricidas, mientras nosotros insistimos en tener la razón a todo coste. Mientras los valores necesiten de banderas, hasta que nuestros derechos dejen de cambiar con cada gobierno, no tendremos más España que la que nos prometen.