Meterse de gorra

31 may 2018 / 08:48 H.

Con el desenfado que aprendiera de la misma vida, porque la llevó de auténtico pícaro, Torres Villarroel censura a quien busca empleo sin otro mérito que el enchufe. “De bóbilis bóbilis y (con un) éntrome acá porque llueve, a título de que soy don Carlos Osorio, quiere un don Lindo, que no vale lo que costó cristianar (-le), meterse de gorra en un empleo”. Ya se sabe que un lindo es un presuntuoso inútil de menor valor que el coste de su bautizo. Los Osorios eran nobles que maridaban con reyes. El buscar empleo de gorra persiste hasta la presente. Se podía entonces entregar copia y dar por propio lo que años ha llevaba en el mundo de los inventos. Don Diego confesó haberlo hecho sin ser descubierto, porque el más sabio del auditorio era también el más lego de todos. Continuamos siendo legos. La diferencia es que antaño el leño se cubría bajo el manto de la prudencia y aplaudía aquello que le ofrecieran como bueno, o al menos callaba. Hogaño el más simple dicta para sí un Código Penal de su propio caletre y bajo abanderamiento de Bardem lo aplica a conveniencia declarándose exento de acudir al llamamiento del juez.