Menú de año nuevo

El año que acabamos de estrenar viene cargado de gastronomía política que habrán de cocinar los chefs y sus ayudantes para evitar atragantamientos no deseados. Los entrantes están de camino en Castilla y León aderezados por el ministro Garzón y su mitineo en periódico inglés acerca de los desmanes de las macrogranjas. A ello opondran las bondades de las terneras del Esla o los patanegras salmantinos los que quieren renovar y aumentar las estrellas de su currículum. Le seguirá los pasos Andalucía en los que Juanma mira de reojo la fidelidad de sus ayudantes y sobre todo adivinar de que lado caen los apoyos que antes tuvo la ya casi extinta formación de Arrimadas. Voz se ve crecida y quiere ser tenida en cuenta como socio preferente. Todo ello además, adornado con nuevos condimentos del virus, de la inflación desatada, de subidas de impuestos, de los precios de electricidad y carburantes que encarecen mercancías y transportes aumentando lo que más duele: el carrito de la compra. Y por las alturas de la economía la lucha por la hegemonía mundial en la que los chinos ahogan al mundo occidental ralentizando el suministro de componentes esenciales a las grandes fábricas lo que puede devenir en consecuencias imprevisibles.