Memoria de pez

    01 jul 2020 / 16:54 H.
    Ver comentarios

    Hay tantas ganas de todo, por el momento al menos, que hemos vuelto como si no hubiera mañana a las conductas que nos han estado advirtiendo como “de riesgo” —yo el primero—, esta vez sin profilácticos de por medio. Es valentía, temeridad, o yo qué sé, pero no nos habrá ido muy mal en el confinamiento como para que ahora sin rubor nos hayamos entregado a la molienda a pesar de que el trigo sigue rancio. Pero claro, es de admitir que no estamos hechos a la espera responsable cuando de por medio se tira cerveza fresquita al lado de un colega, o de un enemigo, pero que no falte la rubita. Además, cual reflejo claro de nuestro “modus vivendi”, un día somos muy escrupulosos, el otro te comes los mocos con cualquiera que te han presentado y del que no sabes siquiera si esta mañana se ha bañado en virus. Creo que los tres meses no han sido suficientes para doblegar nuestra indolencia, pero tampoco nuestras ganas de vivir tras el paréntesis. Hemos resistido, y a su vez perdido el miedo aceptando que será el Sino quien decida, o simplemente rezas para que el bicho no se acuerde de ti.

    Articulistas