Marcianos y tontos

Cuando parecía que del confinamiento íbamos a salir un poco más responsables, un cachito más solidarios, mucho menos egoístas y con la lección bien aprendida. Cuando creíamos haber descubierto los metros cuadrados de nuestra casa, el mundo cercano que nos rodea, y salir a la calle era pedir turno en la cola del súper, mantener la distancia y buscarse cobijo a la sombra de un árbol. Cuando te das cuenta que sabemos muy poco de lo preciso y mucho de lo innecesario. Cuando habíamos aprendido a mirar con ojos de cielo triste los mapas de aquellos lugares donde tienes lo más valioso que echas en falta, por muy poco lejos que estén y por mucho que los veas en plasma. Cuando estamos a punto de romper con esta pesadilla que aún ronda nuestra almohada, que se ha llevado a tantos, y nos ha puesto a los demás a caminar sonámbulos sobre un alambre. Cuando la UE se ha puesto blanda, los empresarios realistas y hasta afloja la banca. Llegan los kamikazes fascistas neoliberales y cargan con odio cualquier salida. Si en vez de un virus, fueran extraterrestres los que nos invaden, Abascal y Casado irían con los marcianos