Marca Jaén

    15 feb 2021 / 16:05 H.
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    Algunos buenos columnistas sostienen la teoría de que uno debe lanzarse a escribir un artículo, al menos una semana después de que haya transcurrido el acontecimiento objeto del mismo. El problema surge cuando es la rabiosa actualidad la que marca los tiempos y no te permite disfrutar de la calma necesaria para analizar con claridad lo sucedido. El caso es que hoy, le toca a un servidor asomarse a este balcón que me ofrece Diario JAÉN, para compartir mi opinión a través de este artículo, cuyo título bien pudiera corresponder al relato, que en la radiofónica voz del malogrado maestro de la comunicación, que lo fue, el querido Fernando Arévalo, invitaba a imaginar en una primaveral tarde de mayo en el vetusto y por todos añorado Estadio de La Victoria, el resultado del testarazo de Esteban Cara, que viniendo desde atrás y para rematar un centro medido de Vicente Herrero, daba con el balón en las mallas para regocijo de los muchos aficionados al Real Jaén, que esa tarde se daban cita en un escenario que otrora vivió muchas “batallas de gloria”.

    Pero no, el título viene a colación de otra batalla, la que libra nuestra provincia tras el penúltimo rejón de castigo, con el que el poder político y administrativo continúa cercenando nuestras posibilidades de crecimiento y desarrollo como territorio estratégico. El título “Marca Jaén” viene a señalar la necesidad de construir un nuevo posicionamiento de nuestra marca, si es que algún día lo tuvo realmente como tal. Si partimos de la definición de que el posicionamiento representa el lugar en que la marca quiere estar en la mente de su audiencia, nos daremos cuenta de que, para lograr esa proyección externa, será necesaria una clara definición interna. Una marca consigue llegar a ser tan fuerte, como de fuerte sea la visión estratégica de sus responsables. Desde este punto de vista, posicionar la “Marca Jaén”, requiere de un conjunto de esfuerzos sincronizados y orientados a crear una percepción determinada en el mercado. Hasta la fecha, en la importante labor de construcción del posicionamiento de nuestra marca, se han cometido innumerables errores. Las administraciones responsables siguen a pesar de sus esfuerzos, dando palos de ciego en esta materia, que resulta el componente estratégico de mayor valor para crear una “Marca Jaén” fuerte.

    Se antoja indispensable una nueva forma de gestionar, que no se base en tratar de identificar qué hace la competencia para contra atacar, sino en saber cómo se gana realmente la confianza de los que han de ser nuestros clientes. Hoy en día, la guerra de las marcas ha derivado hacia ganar voluntades. Es por ello necesario y casi urgente un reposicionamiento de nuestra marca para comenzar a ganar las batallas, que ya no se libran a tumba abierta y de acuerdo con la ley del más fuerte, sino que se gestan en el corazón de las personas. El mundo está cambiando constantemente y por ello los posicionamientos deben ser revisados periódicamente, para asegurar que responden a cada una de las nuevas realidades que nos toca vivir. Debemos ponernos como objetivo el construir una “Marca Jaén” poderosa. Tenemos la responsabilidad de cambiar la percepción que la gente tiene de ella. Como decía Sydney Levy, auténtico gurú del marketing y de las ciencias del comportamiento: “La gente compra cosas no sólo por lo que pueden hacer, sino por lo que significan”. Es vital para competir hoy en día, construir un posicionamiento de la “Marca Jaén” que de sentido a todo lo que gira en torno a esta maravillosa tierra, definiendo su razón de ser, sus valores, sus atributos, sus elementos diferenciadores y por favor, también su propósito. El dolor compartido aúna voluntades y acerca posturas. En ocasiones es punto de inflexión para canalizar esfuerzos con sentido estratégico y en otras, caldo de cultivo para oportunistas ávidos de notoriedad. Habrá que empezar por separar el grano de la paja para poder gritar todos a una: ¡ Goooool ! como aquella primaveral tarde en La Victoria.

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