Manuel Parras. Un valor seguro
Hace cinco años, con motivo de recibir la Medalla de Oro de la Universidad, le oí con gracejo un dicho oriental que es muy de su oficio: “chino triste no abre tienda”; la receta de Manuel Parras para abrir el camino del progreso a nuestra tierra: talante, optimismo y “a vender”. Es lo mismo que enseña en la Universidad y en esa otra docencia social que imparte desde el CES provincial; pero Jaén no ha aprendido la lección y la Diputación le renueva el mandato para que siga, que falta hace. Es también presidente de la IGP “Aceites de Jaén”, otra gran palanca necesaria; tiene como líder social la condición más precisa y menos frecuente por estos pagos: la capacidad y ganas de trabajar, que aquí escasea. Sus trabajos, informes y dictámenes se cuentan por verdades incontrovertibles; sus publicaciones, aciertos plenos; es, como ha dicho Antonio Garrido, una de las mentes más lúcidas de la provincia. El chino sigue triste, aunque estemos en “tierra de oportunidades” y “lo peor que podemos hacer es ser inconscientes”. Tiene ideas claras: lograr compromisos y complicidad de Gobierno y Junta, hoy esquivos; mientras aquí seguimos como la cigarra de la fábula. ¡Así no hay quien venda!