Luz, luz...liga

    30 ago 2021 / 17:33 H.
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    Pues nada, que acaba el verano y que en breve tenemos a los churumbeles en las aulas. En unos días volvemos a la más absoluta normalidad, porque hasta que nuestra descendencia o la descendencia del vecino no está en el cole, no se ha acabado el verano. ¿Y qué nos ha dejado este verano 2021? La confirmación de que este país es un país de queja en el bar, al fresco de una cervecita, rellenando el estómago con las tapitas... No escarmentamos, no vamos a escarmentar y, lo que es peor, los de arriba, los que manejan el cotarro de la economía, sabiendo que somos corderitos inofensivos.

    Resulta que nos han colado unas tarifas con nombres de telefonía móvil para el consumo eléctrico. Y nosotros, españoles de a pie, hacemos un montón de memes para las redes sociales preguntándonos a qué hora hay que poner la lavadora, o cuándo es el momento de planchar... (poco nos pasa, para lo tontos que somos). Se pasa el momento humorístico y nos quejamos de cómo es posible esta subida que no nos explicamos en plena ola de calor (que, todo sea dicho, en Jaén, más que ola de calor es la temperatura de cualquier verano), y lo hacemos en la terracita de un bar, a la orilla del mar que acoge nuestro descanso, en la casa rural que hemos cogido para conectar con la naturaleza o en la puerta del supermercado. Bueno también nos quejamos en nuestras casas, cuando intentamos mitigar el calor. Y ya está. Hasta aquí hemos llegado. Ni un pie salido del plato, no sea que los de arriba, los de las eléctricas y los del gobierno, vean que asomamos la patita.

    Me da igual si las eléctricas son privadas o públicas, porque no consigo enterarme de quién tiene la culpa. Pero si la culpa es de la privatización, pues a devolverlas a lo público. Y si la culpa es del gobierno, que empiecen a rodar cabezas (metafóricamente, que no quiero yo problemas hoy). A esto sumo el hecho de las tropecientasmil personas que no han recibido desde hace unos dos o tres meses el recibo de la luz, que esto es otra. Que he llamado a la empresa con quien la tengo contratada y solo me dicen que ya me llegará, que con la nueva facturación tienen que ajustar. ¿Qué van a ajustar? ¿Mi sueldo para ver cómo puedo pagarlo? Joder, que vamos a ciegas, y ya que nos quejamos de puertas para adentro, al menos me gustaría saber no una estimación, sino el total que “debo”, que a ver si voy a tener que pagarlo trabajando para dicha eléctrica al salir del IES... Pero nada, que aquí estamos, sentados frente al televisor, escuchando “máximo histórico en la factura de la luz”, tomándonos el café y pensando: “Veremos a ver si el mes que viene me alimento a base de aire y arroz blanco”. Pero es que tirarse a la calle y pedir precios justos a un producto de primera necesidad es agotador.

    Además, me pregunto qué pasará con esas personas que son dependientes a un enchufe por algún tipo de enfermedad. ¿Cómo se les compensará el tener que pagar unos facturones de escándalo en los recibos de la luz para poder seguir con vida? O ¿cómo una persona jubilada con las mierdas de pensiones que existen podrán afrontar este gasto “extra”? Pero ¡oh, sorpresa! no pasa nada, tranquilidad en las quejas de los corrillos en voz baja, porque Messi ha conseguido equipo y algún canal de televisión nos retrasmitirá su debut. No pasa nada, porque el Madrid ha triunfado con sus fichajes. No pasa nada, porque ya empieza la liga y nos domestica, nos apacigua, nos atonta...

    Y yo, que el miércoles vuelvo al curro, no tengo más que rezar a las distintas diosas de las distintas religiones y tradiciones que por favor no tenga que teletrabajar, porque la verdad es que no sé cómo podría pagar esas facturas de la luz. Y en el caso de poder pagarlas con total soltura, no quiero tener que pagar por un servicio de primera necesidad a esos precios, que ya pagué mucho en tampones y otras cosas imprescindibles para la mujer hasta que descubrí la copa... Pero, os recuerdo e insisto, no pasa nada, ya está aquí la liga de fútbol y la retransmisión de los partidos de Messi, que eso sí que es importante, y no la estupidez de poder vivir dignamente.

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