Lunes rural

16 dic 2019 / 09:38 H.
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Los turistas se llevan la algarabía, y a ti ese expolio te pilla en casa, cambiando sábanas y toallas, pasando el cepillo y la fregona. Luego, por lo que sea, te asomas a la puerta y descubres que el cielo también se queda y que, como tú, no acierta a distinguir los días: no siempre es domingo, no se trata de eso, hoy ha vuelto a caer otro lunes a plomo que viene a desbaratar la idea de bajar la guardia; pero su intención sí se antoja distinta: su semáforo está en verde, como la inercia que conduce al suelo a la manzana; y al pronto adviertes, además, que no solo el pan sabe a pan, ¡la vida sabe a vida! Entonces, por un momento, te imaginas en otra parte, haciendo tiempo en un atasco. ¿Qué mierda se hace en un atasco, por cierto? Decid, por favor ¿qué mierda se hace en un atasco? Abandonas ese pensamiento, te pones a trabajar o a escuchar el canto de los pájaros. ¿Qué pasa? ¿Qué hay de raro en detenerse a admirar el último hit de los pájaros o una puesta de sol o la nieve en la cima de las montañas? Los que ayer eran turistas y se llevaron la algarabía hoy tocan el claxon, se suben a un metro y ascienden de dos en dos los peldaños de unas escaleras mecánicas. Aquí se dejaron el tiempo.

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